viernes, 11 de julio de 2025

Gorbeia con 1482 Mts. techo de Alava y Vizcaya

              Quisiera empezar esta entrada adjuntando un enlace a la ruta que hice justo al dia siguiente... Aitxuri, mas que nada para ponernos en contexto.

Gorbea. El Gorbeia, que dirían por aquí. Un nombre que impone respeto, una cima mítica entre Bizkaia y Álava, y una de esas montañas que, si te gusta esto de caminar monte arriba, hay que visitar al menos una vez en la vida. 

Salí desde los aparcamientos habituales. Sí, esos. Donde todo el mundo empieza. No es que buscara originalidad extrema en esta ocasión, no… más bien me apetecía subir por la clásica de las clásicas, esa ruta que lleva décadas siendo pateada por botas, bastones y hasta alguna bicicleta (sí, también las he visto).

Al principio hubo cierto debate. Un grupito de senderistas de la zona —autóctonos, se notaba en el acento y en el control del terreno— comentaban que por una variante no tan clásica, el camino no estaba del todo claro, mas concretamente por la zona de las cantera. Y eso, viniendo de gente que se conoce el monte al dedillo, ya es decir. Nos recomendaron seguir por la ruta más marcada, la de toda la vida. Así que nada, sin ganas de complicaciones, decidí seguir el consejo de los sabios del lugar. Que para una vez que no me pierdo, mejor asegurar.

La subida… muy normal. En el buen sentido. Sendero bien marcado, paisaje precioso, vacas que te miran con indiferencia bovina mientras tú vas sudando la gota gorda. Un gustazo, la verdad.

Paso a paso, sin prisa pero sin pausa, fui ganando altura. El cruce con el bosque, la campa, el tramo de piedra… todo tal y como lo cuentan las guías, pero vivido con mis piernas y mi mochila. Y al final, ahí estaba: la cruz del Gorbea, esa estructura metálica imponente. Llegar y verla así, en todo su esplendor, emociona.

Y sí, me acordé de ellos, fueron mis primeras palabras nada mas llegar arriba y mis primeros recuerdos. De Fernando, que siempre decía que esta montaña era especial y que se ofrecio a hacerme de guia. De Fran e Isa, que seguro que habrían disfrutado como enanos del camino. De Dani tambien y de mi hermano Alberto, compañeros que han compartido conmigo más de una cima.

Contento. Muy contento. Por haber subido esta cumbre tan simbólica, la más alta de Bizkaia y Álava, que no es poca cosa. Una ruta de las que no necesitan artificios para ser especiales. A veces lo clásico, lo de siempre, es lo que más llena.

Y esta vez no acabo con el tipico "un saludo" sino con un ¡Aupa!

















POR FIN TRAS MUCHO TIEMPO


INCREIBLES VISTAS EN 360 GRADOS



Y ahora si que esta todo dicho.

Aviso

M.R.M.S. no es una guía de rutas y senderos, es responsabilidad suya el realizar algo de lo aquí expuesto.